Situaciones escabrosas I

Día tranquilito y relajado.

Niña desastrosa queda con su amiga Pedazo de pan (también denominada Palmera de chocolate, más dulce ^^) para pasar la tarde marujeando y mirando tiendecitas.
Tras una ronda agotadora entre niñas histéricas tocando todas las prendas de cada tienda deciden pasar por Frutos Secos (siguiendo la dieta que iban a empezar "mañana") y ponerse como el culo de todas las guarradas posibles.
Niña desastrosa mete todos los pistachos posibles en su bolsa mientras Pedazo de pan busca la guarrada más rara que pueda encontrar a fin de continuar siendo la persona más extravagante que Niña desastrosa conoce.
Tras un pequeño problemilla con la cantidad de dinero en el monedero de Niña desastrosa (3 céntimos) salen victoriosas con sus provisiones engorda-culos buscando un lugar para reposar.
Encuentran un dulce banquito en mitad de la calle más concurrida de la ciudad desde el que pueden marujear y cotillear a todo aquel que pasa.
Una tarde tranquilita y apacible, casi podría parecer normal.

Sin embargo, Niña desastrosa no podía aguantar esa normalidad.

En medio de la alegre charla, Niña desastrosa comienza a divisar un "señor con pintas raras" dirigiéndose al banquito. Lo observa asustada de arriba a abajo deteniéndose en un objeto extraño que tiene en la mano: una jeringuilla! El corazón de Niña desastrosa se acelera al ver la aguja cada vez más cerca de su pierna, así que sin vacilación pega un salto, tira los pistachos, y comienza a correr lo más rápido que puede.

En su huída, recuerda a Pedazo de pan y se acojona al pensar que la ha dejado sola con semejante elemento. Así que retrocede y comienza a hacerle gestos extraños para que corra también, mientras ésta la mira como con cara de mapa mientras se mantiene tan tranquila al lado del jeringuillero.

Niña desastrosa desiste y comienza a correr, estando convencida de que jeringuillero va a por ella para contagiarle el SIDA. Corre y corre esquivando gente en mitad de la plaza más concurrida de la ciudad, cruza en rojo aguantando varios pitidos de coches y no para hasta llegar a una tienda, en la que se esconde vigilando que jeringuillero la haya perdido de vista.

En su desasosiego, comienza a oír una cancioncilla en el bolsillo del pantalón: llamada de Pedazo de pan.

_ ¡¡¡¿Se puede saber qué haces?!!! ¿Dónde estás?
_Tíaaaaaaaaa, ¡¡¡que tenía una agujaaaaaaaaa!!! ¿¿has huído??
_ ¬¬
_ ¿¿¿Qué???
_ ...venía a por fuego para su cigarro.
_ ...









¿Estoy loca?

No me soporto I

INDECISIÓN:

Mi defecto number one.
Tanto por su intensidad como por su persistencia.
Y la manera en la que impregna todos los momentos de mi vida.

Terapia psicológica de una niña desastrosa

...y cómo llega a convertirse en mariposa.

Ruinas, no ves que por dentro estoy en ruinas. Harta de andamios, un día decidió tirarlos todos por la ventana. Por la ventana en ruinas. Y desde entonces construye y repara. Aun sabiendo que nunca estará completa. Pero por lo menos habitable. Harta de tropezar con trozos caídos de ventanas y puertas. Paredes caídas. ¿Y las vigas? Desaparecieron. Perdiendo la fé en las vigas. Sujetada por hilos temporales que no pueden mantener el equilibrio por mucho tiempo. Sabiendo que caerá y lo hará estrepitosamente. Como ya lo había hecho. Y tras ésto nada. Porque la casa no sería más fuerte. Había que construirla ahora. Y convertirla en mariposa.

Comienzo de la terapia peligrosa de una niña psicológica, o psicológica de una niña peligrosa, peligrosa por lo desastrosa. Porque el desastre lleva al desastre aquí comienza la terapia. Que finalizará con nuevas vigas, o las mismas si es que las recuerda. Y quizás alguna pared bonita. O eso o este blog desaparecerá. Porque el fin no justifica los medios, pero no habrá medios sin fin.

Érase una vez...

...un sueño...